Así, Hugo se transformará en un camaleón, un hombre que transforma su imagen y personalidad para ser, al menos por unas horas, el sueño de las clientas de la agencia. Un amante ideal, hasta que se debela frente a ellas el defecto que las termina alejando definitivamente. De esta manera opera el plan de Gloria, la inescrupulosa y divertida impulsora de todo. Pese a la seguridad que transmite y aunque parece tener respuesta a todo, el gran talón de Aquiles de Gloria es precisamente el amor: hace años vive como la amante de un hombre casado, quien le promete que dejará todo por ella, pero que en realidad no pretende cumplirlo. Agobiado por la culpa, Hugo recurrirá al Padre Francisco, un sacerdote que se transformará en su confidente y sostén espiritual, quien además aportará su agudo sentido del humor a las situaciones que vivirá el protagonista.