El sueño de Charly de formar una cooperativa y dirigir el colegio Príncipe Carlos fracasa. Jorquera, que sigue siendo el dueño del colegio, se lo vende a la Fundación Los Cóndores, que implementará cambios drásticos en la educación de los alumnos. Con desilusión se da cuenta que el anhelo de construir un liceo con un proyecto que ponga como prioridad una educación de calidad para sus alumnos se esfuma repentinamente. Charly solicita negociar con la dirección su propia permanencia en el liceo, de esa manera y al poco tiempo se da cuenta que la venta del colegio esconde una doble intención. La esperanza  de sacar a sus chicos adelante es cada vez más lejana. A ratos se sentirá solo y devastado, sin embargo en Isabel quién llega junto a la nueva administración, encontrará a una amiga y una aliada, será la persona que logrará conocer y contener a los chicos en una suerte de “confesionario” sus más íntimas revelaciones. En esta búsqueda por “sacar a los chiquillos adelante”, Charly conoce el amor. Lucía es una antigua  compañera de colegio que el destino reúne nuevamente. Como paramédico, Lucía ha debido enfrentarse al lado más oscuro del barrio en que trabaja, sin embargo, lo peor está por venir, y deberá enfrentar una dolorosa y cercana realidad que pondrá en jaque mate la relación de ambos.